Viajándolas: EL BOLSON

El Bolsón lleva la magia en el aire y esa magia es contagiosa: late en quienes aquí viven y también en los que están de paso. Porque… quien pasa no puede menos que sentirse vivo, y quien vive aquí… también está de paso

25 ENERO 2010

Así, como relata su web, el Bolsón es uno de esos lugares que te hacen sentir vivo, que no te dejan indiferente y en nuestro caso, sí muy a gusto. ¿Por qué? Es un pueblo que años atrás fue reanimado por los hippies y se refleja en el ambiente; como ejemplo: se autoproclamó Zona no nuclear, a favor de la vida y municipio ecológico. Es un lugar donde se celebra una feria artesanal cuatro días a la semana, alrededor de una gran plaza donde se reúne la gente a comer, tomar, manifestar su arte... se respira buena onda y ofrece muchas posibilidades de actividades de montaña.

Situado en un valle, al pie del cerro Piltriquitrón, propicio para realizar cultivos orgánicos es conocido por sus productos regionales tipo mermeladas, cerveza y artesanía.

Para nosotros, motivos suficientes.

Tras pasar dos días en una chacra (campo agrícola) habilitada recientemente como camping, cambiamos nuestro alojamiento a un hostel, El Pueblito, ¡qué descubrimiento!

Hostel el pueblito

Nuestros días en El Bolsón pasaron entre paseos por el lugar, escapadas por la montaña, disfrutar de la Feria (comida, bebidas, arte... una feria buena, bonita y barata), tumbarnos a leer un libro, ver teatro, conciertos al aire libre, en locales... los días pasan volando en sitios así.

Dia de feria

Cerveza artesanal y milanesa

Grupo " Mañana me chanto"

Despues de un día así, llegamos a El Pueblito... qué lugar! Cálido y familiar, con muy buena gente al cargo es perfecto para acabar el día. Al estar algo apartado la gente se reúne por la noche, el contacto es inevitable y así compartimos, y para aquellos (prácticamente todos) que quieren seguir la historia, continúa la noche en el bar, tomando, charlando, tocando la guitarra, jugando al metegol (futbolín) y disfrutando. Fantástico... Marsel, Pablo,Sergio (amigo de amigos vascos, gora osasuna!), Nico y sra, Agustín, Verónica, Mariana, los italianinis y el resto...

Un día conseguimos abandonar el pueblo y nos fuimos a visitar la llamada cascada escondida y la cabeza del indio. Nos acompañó en esta aventura Verónica, y fue aventura porque no hemos vivido otra como esa.

Cabeza del indio

Nos perdimos varias veces para llegar a ambos destinos y luego atravesamos el probablemente peor camino que nos hemos encontrado: una pendiente llena de pinchos de más de media hora, resbalones, caídas, pasos estrechos a ras del suelo... cuando pensamos que habíamos acortado distancias resultó que fuímos a dar al otro lado de la montaña! hicimos dedo y llegando al pueblo... sin gasolina! Pero pudimos llegar a trompicones y fue un día realmente divertido. Sufrido pero divertido, gracias tambien a Verónica. Una ruta que se hacía en unas tres horas se convirtieron en ocho... no está mal!