sábado, 3 de abril de 2010

Chiloé II, Quellón-Castro-Dalcahue

17 Febrero 2010


Llegamos a Quellón, mal tiempo para variar y tras alojarnos en un hospedaje nos fuimos a comer bien: Congrio a la meniere y paila marina. Buenísimo. La lluvia nos invitó a quedarnos en la habitación viendo la tv! Al día siguiente nos fuímos a ver el hito 0, el final ó principio de la carretera panamericana que cruza américa hasta Alaska.


Hito 0

Nos gustó Quellón, pueblo pesquero de mucho movimiento que tiene dos muelles donde se recogen pescados como el tollo (de la familia del tiburón y que en Santiago se vende como congrio...), el pez gallo y merluzas, y mariscos, básicamente jaivas y almejas.




Un par de lugareños nos habló de un gallego que se ha montado un bar, la taberna de Nos, así que fuimos a verlo. Carlos, un tipo muy enrollado que enseguida nos invitó a su casa, con su mujer y un amigo de Galicia de visita. En su casa tambien pasaban unos dias un grupo de chicos de santiago y un argentino, artistas, con los que coincidiríamos más adelante... Allí estuvimos hasta la noche, en esa taberna de maderita decorada con pósters de grupos españoles, películas, cosas en gallego...muy guapa, y probando las papas nativas, cerveza artesanal y un gran pisco sour.
Hicimos una escapada a un pueblecito, Chaiguau, de mucha playa y solitario, y al volver a Quellón comimos en una pequeña cocinería donde la colación ó plato del dia vale 1000 pesos, y ésta vez cayeron una merluza con arroz y un salmón con puré de papas.



Regresamos a Castro y como eran las fechas de las fiestas costumbristas, las más importantes de Chiloé, nos costó encontrar alojamiento y al final acabamos en el suelo de una habitación compartida. Paseando por la noche nos encontramos con Pachi y Pablo, dos de los chicos de la taberna de Quellón, que estaban haciendo un divertido espectáculo de fuego en un semáforo. Estuvimos con ellos y nos despedimos aunque nos volveríamos a encontrar...
Al día siguiente dejamos las mochilas en la consigna de la terminal y nos fuimos a la fiesta costumbrista. Enorme, una fiesta chilota de artesanía, gastronomía, canto y música, muestra de faenas y feria animal (con un chancho, cerdo, de 300kg!). Pasamos todo el día, comimos asado de cordero, anticuchos, chicha de manzana, vino regional, cerveza artesanal, papa rellena, tarta de zanahoria y de manzana... la aprovechamos, vaya. Y nos encontramos con el rastaman de Cucao!


Asadito de cordero

Esa misma tarde nos fuimos hacia Dalcahue y recomendados llegamos a casa de Don Juan, super acogedor. Nos acompañó por el pueblo y al decirle que llevábamos un simulacro de cañas de pescar con un bote de nescafé y nos las arregló, aunque no llegamos a pescar nada.

Dalcahue nos encantó, estuvimos tres noches. Fuimos al primer encuentro "entre el mate y el curanto", otra fiesta costumbrista, y allí vimos cómo se hace y probamos por fin el Curanto al hoyo!! nos gustó más que el curanto a la olla. Música y bailes folklóricos y de regreso a Dalcahue Juan nos preparó un delicioso caldillo de almejas.


Curanto al hoyo


A la mañana siguiente nos fuimos a visitar la isla de Quinchao, cruzamos gratuitamente en ferry y como la canción, nos fuimos pa Achaaaoooo, vamos pa Achaaaoooo! Visitamos su mítica iglesia y paseando por el muelle nos encontramos con Natalia y el Pampero, otros dos de los chichos de la taberna de Quellón!


Juntos paseamos por la playa y nuevamente nos reencontramos con el rastaman, nuestro gurú. Vimos una lejana colonia de lobos marinos y nos despedimos, aunque estaba claro que nos volveríamos a ver... Nosotros seguimos explorando playa y nos topamos con ¡un pingüino de Humboldt!

Qué ilusión, está en peligro de extinción y sabíamos que para verlo había que ir a otro lugar de la isla contratando una excursión, qué suerte! estaba solito y tras hacerle un reportaje se alejó (creemos que a una muerte segura, iba directo a la lobería...).

De regreso a casa de Juan intentamos pescar pero nuevamente sin éxito y ésta vez perdiendo anzuelo y todo. Malditas algas!! así que para compensar nos hicimos unas almejas y unas machas a la parmesana, tan famosas en la isla.



Aunque Juan nos intentó convencer y a pesar de estar muy bien en Dalcahue, continuamos ruta hacia Ancud que se celebraba la 9ª Convención de artes escénicas.



En casa de Don Juan

1 comentario:

  1. Me siento feliz de que hayas quedado fascinada con los paisajes de Chiloé, tengo familia allá y siempre voy pero no me doy el tiempo de admirar los bellos paisajes porque quizás estoy acostumbrada a esto. Ojalá vuelvas a esta isla tan especial

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