Llegamos a Quellón, mal tiempo para variar y tras alojarnos en un hospedaje nos fuimos a comer bien: Congrio a la meniere y paila marina. Buenísimo. La lluvia nos invitó a quedarnos en la habitación viendo la tv! Al día siguiente nos fuímos a ver el hito 0, el final ó principio de la carretera panamericana que cruza américa hasta Alaska.
Hito 0
Nos gustó Quellón, pueblo pesquero de mucho movimiento que tiene dos muelles donde se recogen pescados como el tollo (de la familia del tiburón y que en Santiago se vende como congrio...), el pez gallo y merluzas, y mariscos, básicamente jaivas y almejas.
Un par de lugareños nos habló de un gallego que se ha montado un bar, la taberna de Nos, así que fuimos a verlo. Carlos, un tipo muy enrollado que enseguida nos invitó a su casa, con su mujer y un amigo de Galicia de visita. En su casa tambien pasaban unos dias un grupo de chicos de santiago y un argentino, artistas, con los que coincidiríamos más adelante... Allí estuvimos hasta la noche, en esa taberna de maderita decorada con pósters de grupos españoles, películas, cosas en gallego...muy guapa, y probando las papas nativas, cerveza artesanal y un gran pisco sour.
Hicimos una escapada a un pueblecito, Chaiguau, de mucha playa y solitario, y al volver a Quellón comimos en una pequeña cocinería donde la colación ó plato del dia vale 1000 pesos, y ésta vez cayeron una merluza con arroz y un salmón con puré de papas.
Regresamos a Castro y como eran las fechas de las fiestas costumbristas, las más importantes de Chiloé, nos costó encontrar alojamiento y al final acabamos en el suelo de una habitación compartida. Paseando por la noche nos encontramos con Pachi y Pablo, dos de los chicos de la taberna de Quellón, que estaban haciendo un divertido espectáculo de fuego en un semáforo. Estuvimos con ellos y nos despedimos aunque nos volveríamos a encontrar...
Al día siguiente dejamos las mochilas en la consigna de la terminal y nos fuimos a la fiesta costumbrista. Enorme, una fiesta chilota de artesanía, gastronomía, canto y música, muestra de faenas y feria animal (con un chancho, cerdo, de 300kg!). Pasamos todo el día, comimos asado de cordero, anticuchos, chicha de manzana, vino regional, cerveza artesanal, papa rellena, tarta de zanahoria y de manzana... la aprovechamos, vaya. Y nos encontramos con el rastaman de Cucao!
Asadito de cordero
Esa misma tarde nos fuimos hacia Dalcahue y recomendados llegamos a casa de Don Juan, super acogedor. Nos acompañó por el pueblo y al decirle que llevábamos un simulacro de cañas de pescar con un bote de nescafé y nos las arregló, aunque no llegamos a pescar nada.
Dalcahue nos encantó, estuvimos tres noches. Fuimos al primer encuentro "entre el mate y el curanto", otra fiesta costumbrista, y allí vimos cómo se hace y probamos por fin el Curanto al hoyo!! nos gustó más que el curanto a la olla. Música y bailes folklóricos y de regreso a Dalcahue Juan nos preparó un delicioso caldillo de almejas.
Curanto al hoyo
A la mañana siguiente nos fuimos a visitar la isla de Quinchao, cruzamos gratuitamente en ferry y como la canción, nos fuimos pa Achaaaoooo, vamos pa Achaaaoooo! Visitamos su mítica iglesia y paseando por el muelle nos encontramos con Natalia y el Pampero, otros dos de los chichos de la taberna de Quellón!
Aunque Juan nos intentó convencer y a pesar de estar muy bien en Dalcahue, continuamos ruta hacia Ancud que se celebraba la 9ª Convención de artes escénicas.
En casa de Don Juan
Me siento feliz de que hayas quedado fascinada con los paisajes de Chiloé, tengo familia allá y siempre voy pero no me doy el tiempo de admirar los bellos paisajes porque quizás estoy acostumbrada a esto. Ojalá vuelvas a esta isla tan especial
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