viernes, 9 de abril de 2010

Chiloé III, Ancud.

23 Febrero 2010
Ancud es una localidad costera del norte de la isla y tiene mucha historia por haber sido un punto estratégico militar, y mantiene como reclamo turístico una fortificación española de 1770.
Éstos días se celebraba la 9ª convención de artes escénicas del archipiélago y, ¿con quién nos encontramos de nuevo? la trupe de Quellón.!
Hicimos de la plaza de Armas de la ciudad nuestro campamento base y ahí pasábamos todo el día, tirados en el césped aprovechándonos del buen tiempo. Ya tocaba!

La convención consistia en talleres gratuitos ( escenografía, máscaras, danza contemporánea...)y obras de teatro durante tres dias. Nosotros hicimos el taller de malabares, aún nos falta bastante práctica, pero ahí estamos...
Casualidades de la vida, haciendo el taller de malabares, Jordi se encuentra con un conocido vasco, Joselu...el mundo es un pañuelo!
Tuvimos la suerte de que la casa de cultura nos guardaba a todos la mochila y así pudimos movernos e ir a dormir todos los días a la playa, un lujo.

Conocimos también a una pareja de artesanos y a Rodolfo con su acordeón, y así completamos nuestra pequeña comunidad en Ancud estos días.
Lo pasamos realmente bien. Además de los talleres y obras de teatro pudimos ver distintos espectáculos en la calle como danza del vientre, telas, malabares de fuego...muy entretenido.
El mejor de todos fue el del Circo Mariposa, con sus payasos Capullito y Mariposa ( Pablo y Pachi), geniales.


Nos despedimos y quedamos unos cuantos en vernos en Valdivia, donde eran fiestas.
Lo dicho, tremendos días.
Natalia, Rodolfo, Pampero,Pablo, Pachi y Joselu

sábado, 3 de abril de 2010

Chiloé II, Quellón-Castro-Dalcahue

17 Febrero 2010


Llegamos a Quellón, mal tiempo para variar y tras alojarnos en un hospedaje nos fuimos a comer bien: Congrio a la meniere y paila marina. Buenísimo. La lluvia nos invitó a quedarnos en la habitación viendo la tv! Al día siguiente nos fuímos a ver el hito 0, el final ó principio de la carretera panamericana que cruza américa hasta Alaska.


Hito 0

Nos gustó Quellón, pueblo pesquero de mucho movimiento que tiene dos muelles donde se recogen pescados como el tollo (de la familia del tiburón y que en Santiago se vende como congrio...), el pez gallo y merluzas, y mariscos, básicamente jaivas y almejas.




Un par de lugareños nos habló de un gallego que se ha montado un bar, la taberna de Nos, así que fuimos a verlo. Carlos, un tipo muy enrollado que enseguida nos invitó a su casa, con su mujer y un amigo de Galicia de visita. En su casa tambien pasaban unos dias un grupo de chicos de santiago y un argentino, artistas, con los que coincidiríamos más adelante... Allí estuvimos hasta la noche, en esa taberna de maderita decorada con pósters de grupos españoles, películas, cosas en gallego...muy guapa, y probando las papas nativas, cerveza artesanal y un gran pisco sour.
Hicimos una escapada a un pueblecito, Chaiguau, de mucha playa y solitario, y al volver a Quellón comimos en una pequeña cocinería donde la colación ó plato del dia vale 1000 pesos, y ésta vez cayeron una merluza con arroz y un salmón con puré de papas.



Regresamos a Castro y como eran las fechas de las fiestas costumbristas, las más importantes de Chiloé, nos costó encontrar alojamiento y al final acabamos en el suelo de una habitación compartida. Paseando por la noche nos encontramos con Pachi y Pablo, dos de los chicos de la taberna de Quellón, que estaban haciendo un divertido espectáculo de fuego en un semáforo. Estuvimos con ellos y nos despedimos aunque nos volveríamos a encontrar...
Al día siguiente dejamos las mochilas en la consigna de la terminal y nos fuimos a la fiesta costumbrista. Enorme, una fiesta chilota de artesanía, gastronomía, canto y música, muestra de faenas y feria animal (con un chancho, cerdo, de 300kg!). Pasamos todo el día, comimos asado de cordero, anticuchos, chicha de manzana, vino regional, cerveza artesanal, papa rellena, tarta de zanahoria y de manzana... la aprovechamos, vaya. Y nos encontramos con el rastaman de Cucao!


Asadito de cordero

Esa misma tarde nos fuimos hacia Dalcahue y recomendados llegamos a casa de Don Juan, super acogedor. Nos acompañó por el pueblo y al decirle que llevábamos un simulacro de cañas de pescar con un bote de nescafé y nos las arregló, aunque no llegamos a pescar nada.

Dalcahue nos encantó, estuvimos tres noches. Fuimos al primer encuentro "entre el mate y el curanto", otra fiesta costumbrista, y allí vimos cómo se hace y probamos por fin el Curanto al hoyo!! nos gustó más que el curanto a la olla. Música y bailes folklóricos y de regreso a Dalcahue Juan nos preparó un delicioso caldillo de almejas.


Curanto al hoyo


A la mañana siguiente nos fuimos a visitar la isla de Quinchao, cruzamos gratuitamente en ferry y como la canción, nos fuimos pa Achaaaoooo, vamos pa Achaaaoooo! Visitamos su mítica iglesia y paseando por el muelle nos encontramos con Natalia y el Pampero, otros dos de los chichos de la taberna de Quellón!


Juntos paseamos por la playa y nuevamente nos reencontramos con el rastaman, nuestro gurú. Vimos una lejana colonia de lobos marinos y nos despedimos, aunque estaba claro que nos volveríamos a ver... Nosotros seguimos explorando playa y nos topamos con ¡un pingüino de Humboldt!

Qué ilusión, está en peligro de extinción y sabíamos que para verlo había que ir a otro lugar de la isla contratando una excursión, qué suerte! estaba solito y tras hacerle un reportaje se alejó (creemos que a una muerte segura, iba directo a la lobería...).

De regreso a casa de Juan intentamos pescar pero nuevamente sin éxito y ésta vez perdiendo anzuelo y todo. Malditas algas!! así que para compensar nos hicimos unas almejas y unas machas a la parmesana, tan famosas en la isla.



Aunque Juan nos intentó convencer y a pesar de estar muy bien en Dalcahue, continuamos ruta hacia Ancud que se celebraba la 9ª Convención de artes escénicas.



En casa de Don Juan